Usted está en: Inicio >> Tesoros y Tallas >> Sagrada Reliquia

 

SAGRADA RELIQUIA DEL LIGNUM CRUCIS

 

 

 

En la religión católica se denominan reliquias a todas aquellas partes o restos de cuerpos de santos o mártires por pequeños que sean y por extensión aquellas cosas u objetos que usaron o estuvieron en contacto con su cuerpo y por eso son consideradas por los fieles objetos dignos de veneración.

 

La sagrada reliquia que tiene la Cofradía de la Sangre es una joya histórica que contiene en su interior un Lignum Crucis que llegó a Novés en el año 1724 procedente del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.

 

 

 

 

Suele ser frecuente que muchas personas pongan en duda la autenticidad de las reliquias religiosas en general, especialmente los no creyentes, y más aún por la extrañeza que suscita si la reliquia se encuentra en lugares apartados, pequeños o poco conocidos como es el caso de Novés, lo que hace aumentar las suspicacias de los más escépticos. Sin embargo en esta ocasión tanto la procedencia como la referencia histórica de la Sagrada Reliquia del Lignum Crucis de Novés está fuera de toda duda porque está totalmente documentada como aquí se expresa brevemente en estos tres capítulos:

 

I.- El Monasterio de las Descalzas Reales.

II.- Un confesor ilustre: Francisco Fajardo.

III.- La Sagrada Reliquia en Novés.

 

 

I. EL MONASTERIO DE LAS DESCALZAS REALES 1

 

La reliquia de Novés procede de este lugar. El monasterio de Nuestra Señora de la Consolación o de la Asunción, popularmente conocido como Monasterio de las Descalzas Reales nace como un convento de clausura de monjas clarisas fundado por Doña Juana de Austria, hija de Carlos I y hermana de Felipe II.

 

La princesa Juana estaba casada con el príncipe Juan Manuel de Portugal pero quedó viuda muy joven. Decidió retirarse de la vida cortesana y fundó un convento de la primera regla de Santa Clara. Para su ubicación eligió un antiguo palacio situado en la madrileña plaza de Celenque en el antiguo arrabal de San Martín (actualmente plaza de las Descalzas) porque en este mismo edificio fue donde ella había nacido en 1535.

 

Terminadas las obras de acondicionamiento en el año 1564 se trasladaron al nuevo edificio unas monjas procedentes de Gandía donde se encontraba el convento de Santa Clara, primera casa de religiosas descalzas seguidoras de la regla inicial de la Santa. El traslado se produjo por mediación de Francisco de Borja que era el confesor de la princesa, quien antes de tomar los hábitos y llegar a ser santificado ostentaba el título de Duque de Gandía. Se realizó una procesión muy solemne para trasladar el Santísimo Sacramento al nuevo monasterio a la que asistieron el propio rey Felipe II y su hijo Carlos, la reina Isabel de Valois, la princesa Juana y un largo séquito de la alta nobleza española.

 

Siguiendo las normas establecidas desde su fundación las religiosas del Monasterio debían pertenecer a la alta nobleza, por tanto necesariamente la abadesa también tenía que serlo. La influencia que Francisco de Borja ejercía sobre la princesa Doña Juana como confesor suyo que era, queda patente en la elección de la primera abadesa que recayó sobre Sor Francisca de Jesús, tía del confesor y hermana de su padre Don Juan de Borja, Duque de Gandía.

 

Además de la princesa Doña Juana como fundadora, el monasterio acogió a otros personajes de la realeza como las que se citan:

 

- María de Austria, hermana de Doña Juana y también del rey Felipe II, emperatriz y archiduquesa viuda del emperador Maximiliano II de Habsburgo. Llegó al convento en 1580 acompañada de su hija Margarita de solo trece años de edad. La emperatriz adoptó el régimen de la comunidad y su hija profesó como monja con el nombre de sor Margarita de la Cruz.

 

- Doña Ana Dorotea de Austria, marquesa de Austria, hija del emperador Rodolfo II y sobrina de la infanta Margarita de Austria, profesó en 1624 bajo el nombre de sor Ana Dorotea de la Concepción. Llegó a ser muy influyente porque fue mentora de Margarita de Austria (hija de Juan José de Austria) y de Mariana de Austria que era tía segunda suya.

 

- La princesa Catalina María de Este, hija de Alfonso III de Módena y nieta de la infanta Catalina de Austria (hija de Felipe II) y del duque de Saboya. Tomó el hábito a los ocho años de edad en 1622 y murió en 1628 sin haber llegado a la edad de profesar.

 

- Doña Mariana de Austria, nacida en Bruselas, hija ilegítima del cardenal infante don Fernando llegó al convento en 1646 con solo cinco años de edad y profesa en 1659 con el nombre de sor Mariana de la Cruz. Apoyó junto a sor Ana Dorotea de la Concepción, a la reina Mariana de Austria tras su caída del poder a favor de Juan José de Austria. Alcanzó gran influencia política por mantener correspondencia con las reinas Mariana de Austria (viuda de Felipe IV) y Mariana de Neoburgo (segunda esposa de Carlos II), con otros miembros de la familia real y con el embajador imperial en Madrid Conde de Pötting. Fue abadesa del Monasterio y tuvo una importante implicación en la beatificación de sor Margarita de la Cruz, hija de la emperatriz Maria, durante el reinado de Carlos II, como familia del rey que era.

 

De izquierda a derecha sor Margarita de la Cruz (hija natural de don Juan José de Austria), sor Mariana de la Cruz (hija natural del Cardenal Infante don Fernando) y la Abadesa de las Descalzas Reales. Madrid, Monasterio de las Descalzas Reales. Atribuido a Matías de Torres.

 

- Doña Margarita de Austria, nació en Nápoles en el año 1650. Era hija natural de Juan José de Austria, nieta por línea paterna de Felipe IV y por línea materna relacionada con el pintor José de Ribera conocido como Spagnoletto. Profesa bajo el nombre de sor Margarita de la Cruz en 1666.

 

La vinculación del Monasterio con la familia real de la dinastía de los Austrias fue muy estrecha como se ha podido ver, vinculación que se mantuvo con la llegada de la nueva dinastía de los Borbones de tal manera que el 3 de septiembre de 1715 a la muerte de sor Mariana de la Cruz , que aunque ilegítima era la última descendiente directa de la casa de Austria, el rey Felipe V, primer monarca Borbón, dictó un Real Decreto por el que se concedía el título perpetuo de Grande de España a todas las abadesas de este Monasterio de las Descalzas.

 

El Monasterio llegó a albergar una de las mayores colecciones de reliquias y relicarios que habían llegado hasta aquí como regalos particulares. La acumulación de tales joyas tiene su explicación por la influencia de estas mujeres en la Corte que ciertamente llegó a ser muy importante, por eso no había embajador, nuncio o legado que en su visita no trajera una cajita con reliquias para las ilustres monjas del monasterio esperando recibir a cambio un buen trato por parte de ellas.

 

Era normal que cada reliquia que traía el embajador o el nuncio de turno para agasajar a las monjas, además de referirse a los detalles de la reliquia y su culto venía acompañada generalmente de una carta en la que se solía pedir también algún tipo de intervención en favor de ciertos asuntos terrenales. En este sentido se conservan cartas de Papas como Clemente VIII, Paulo V o Gregorio XV lo que en cierta medida puede avalar la autenticidad de los obsequios.

 

La gran mayoría de las reliquias (más del 90%) se reunieron en el Monasterio durante el período comprendido entre los años 1570 y 1700, sobre todo durante la permanencia en el mismo de la emperatriz María, archiduquesa de Austria y hermana de Felipe II.

 

Dado que la mayoría de las reliquias eran regalos particulares a estas mujeres de la familia de los Austrias, era lógico que fueran ellas las encargadas de su cuidado porque constituían una especie de colección particular y privada y así preservaban su propio patrimonio y a la vez mantenían vivos los cultos de la dinastía.

 

Desgraciadamente gran parte de las reliquias que formaban parte de la colección que se guardaba en las Descalzas Reales ha desparecido debido a un incendio que sufrió el convento en el año 1862 a lo que hay que sumar los desastres de la guerra civil durante la cual se produjo el derrumbe de una parte del edificio que afectó a muchos relicarios y otros objetos de alto valor espiritual y artístico.

 

A pesar de que con ellas se perdieron la mayor parte de los documentos que acompañaban y acreditaban la autenticidad de la reliquia dándole validez y valor sagrado para ser venerada por los fieles, no es razón suficiente para cuestionar el origen o la autenticidad de las reliquias aún existentes que se custodian en las Descalzas Reales dada la importancia del lugar, así como del rango de las personas que las enviaban y de quienes las cuidaban.

 

Se cree que en el monasterio se llegaron a reunir más de cuatrocientas reliquias. Una de ellas que por su importancia y valor se veneraba con gran devoción era el Lignum Crucis. A través de ciertas crónicas se sabe que cuando la princesa Juana o después la emperatriz María padecían fiebres tercianas, pedían a las monjas que sumergieran el Lignum Crucis en agua, porque confiaban que bebiendo dicha agua, donde había sido bañado el fragmento de la cruz de Cristo, serviría para curar la enfermedad inmediatamente. Las mismas crónicas cuentan cómo al sumergir este pedacito de la madera, el agua se teñía de sangre al contacto con la reliquia.

 

Esta reliquia tan importante se guarda en la Capilla del Milagro ubicada en la parte central del monasterio detrás de la Iglesia. En el año 1678 el hermanastro de Carlos II, Don Juan José de Austria, cuya hija nacida fuera del matrimonio profesaba en el monasterio con el nombre de sor Margarita de la Cruz, donó la decoración que actualmente tiene la capilla.

 

 

II. UN CONFESOR ILUSTRE: FRANCISCO FAJARDO

 

Francisco Fajardo nació en Novés el día 6 de octubre de 1675. Era el hijo menor de Don Juan Francisco Fajardo Monroy y Doña Juana Gómez de Velasco, ambos de ilustre linaje de Hidalguía.

 

La especial devoción por San Francisco de Asís de la familia Fajardo a la que hay que añadir la religiosidad de Doña Juana, mujer de gran piedad y temerosa de Dios, hizo que sus hijos se educaran en la mayor observancia cristiana con palabras y ejemplos que alcanzó una especial relevancia en el menor de ellos.

 

Francisco fue un niño con una madurez inusual, de tal manera que a los catorce años terminó sus estudios en el colegio de los jesuitas de Toledo sobresaliendo entre todos los alumnos. Ingresó de novicio en el convento de San Diego de Alcalá en el año 1690 cuando aún no había cumplido quince años y profesó al año siguiente. Allí destacó en sus estudios y progresó de forma admirable en sus virtudes. Observó puntualmente la estrecha regla de la orden en obediencia, pobreza y castidad. Destacó sobre todo en paciencia, templanza y una profundísima modestia que le hizo permanecer con el cargo de novicio durante toda su vida para no excusarse de sacrificio alguno.

 

Fue Calificador de la Santa Inquisición y Confesor de las Descalzas Reales reclamado por la propia comunidad de religiosas por su fama de santidad. Murió en el año 1726 y fue enterrado a petición propia en el monasterio de San Francisco en la fosa común para no recibir distinción alguna.

 

Alcanzó tal prestigio que a su muerte mucha gente del pueblo acudió a verle en el féretro porque consideraban que quien había muerto en las Descalzas Reales era verdaderamente un santo.

 

 

III. LA SAGRADA RELIQUIA EN NOVÉS

 

La Sagrada Reliquia del Lignum Crucis llegó a Novés en el año 1724 como una donación del reverendo fray Francisco Fajardo. El ilustre franciscano confesor en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid había recibido la reliquia de las religiosas del Convento como obsequio por su gran afecto y esmerada labor hacia la comunidad, donde había llegado un año antes reclamado por las propias monjas conocedoras de sus virtudes cercanas a la santidad.

 

La Sagrada reliquia de Novés es una alhaja que alberga un trozo de madera extraído del Santo Lignum Crucis venerado en la Capilla del Milagro del Convento de las Descalzas Reales. Dicho trozo lo obtuvo para su propio uso la infanta Sor Mariana de Austria con sus propias manos en presencia de la Madre Abadesa sor Isabel de la Cruz según consta en una certificación hecha por la misma el día 26 de Agosto de 1724. 2

 

En esta certificación se hace constar igualmente que la reliquia es un regalo que la comunidad hace a su confesor el reverendo fray Francisco Fajardo para que disponga de ella de la forma que estime más oportuna.

 

Apenas una semana después, concretamente el día 5 de Septiembre del mismo año, el padre Fajardo toma la decisión de donar la Sagrada Reliquia a la Cofradía de la Preciosa Sangre establecida en Novés, su pueblo natal, con la condición de que dicha Cofradía adquiera la obligación de celebrar una fiesta con sermón el día tres de mayo de cada año, festividad de la Santa Cruz, para perpetuar para siempre su culto.

 

La donación queda constatada en una carta que Francisco Fajardo dirige al párroco de Novés Don Juan Martínez Suarez 3 en la fecha anteriormente citada del 5 de Septiembre de 1724 en la que muestra un acto de extrema humildad y agradece a los hermanos cofrades de la Sangre su ofrecimiento para dar culto y veneración a la Sagrada Reliquia, a lo que se obligan para siempre, sin conceder mayor relevancia al hecho de su preciado regalo a la Cofradía que por su significación y procedencia alcanza un extraordinario valor e importancia.

 

La Cofradía de la Sangre ha sido fiel a su promesa que ya ha cumplido el III CENTENARIO de su donación. Durante todos estos años ha celebrado con verdadera devoción y respeto la fiesta de la Santa Cruz el día 3 de Mayo 4 ininterrumpidamente como fiesta doble, realizando las vísperas durante el día anterior con luminarias al anochecer (conocido como el día de la velita) para terminar al día siguiente con la celebración de una misa solemne por la mañana y procesión por la tarde con la Sagrada Reliquia para finalizar realizando un acto popular de adoración, veneración y culto.

 

Cartel del la Fiesta de la Santa Cruz. Año 2023

 

El uso de esta reliquia de indudable valor religioso, artístico y cultural es bastante restringido. Además de la referida Fiesta de la Santa Cruz, que sigue conservando el carácter de solemnidad para la Cofradía de la Sangre, se reserva exclusivamente para el Viernes Santo en el acto de la adoración de la Cruz durante los Sagrados Oficios donde pueden participar todos los fieles, y posteriormente en el particular e íntimo acto de adoración a la Sagrada Reliquia que realizan el Alférez y el Capitán en nombre y representación de toda la Cofradía de la Sangre antes de escenificar el acto del Desclavamiento y la posterior procesión del Santo Entierro.

 

 

Autor: D. Segundo Benayas Gómez-Caro

 

 

 


 

1Para la realización de este capítulo se ha utilizado como principal fuente de información la obra de Karen Maria Vilacoba Ramos titulada Las religiosas de las descalzas reales de Madrid en los siglos XVI-XX: fuentes archivísticas publicada en el año 2010 por Hispania Sacra LXII. ISSN 0018-215-X.

 

2Juan José López de la Fuente. Copia literal de 1755 de la carta de certificación y donación del Lignum Crucis a la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Novés (Toledo). (cofradiadelasangrenoves.com/textos >> 'Transcripción. Donación del LIGNUM CRUCIS (1755)').

 

3Ibidem

 

4Al haber sido eliminada esta fecha como festiva de precepto por la Iglesia la Cofradía de la Sangre ha trasladado su celebración al primer fin de semana del mes de Mayo para intentar preservar y continuar esta solemnidad.

 

 

 

 

 

 

Volver arriba

- Copyright © 2022 - Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Novés (Toledo) -

- Todos los derechos reservados -